El número de colaboraciones sufrió un pequeño bajón en este ejemplar, lo que obligó a Abel Pérez a hacer un llamamiento a los lectores para que aportaran su granito de arena en lo sucesivo.
La mecanografía corrió esta vez a cargo de Pili Berniche, que volvió a transcribir los cantos de los Mayos (ya habían aparecido en el ejemplar de 1980) en un intento por parte del cofundador de llenar con algo más de contenido la revista y de recuperar esta antigua tradición.
Contenido
Suena la noche bajo mis pies
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José Antonio Domínguez
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Los mayos y su tradición
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Abel Pérez
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Historias de la sierra
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Xavier Adell
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Recuerdos y vivencias
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Carolina Soriano
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El pacto
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Alicia Domínguez
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Quisiera morir
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José Antonio Domínguez
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Problemas de lógica
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José Antonio Domínguez
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10 chistes malos
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José Vicente Domínguez
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¡Hola cubillanos!
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Abel Pérez
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Fiestas de 1989
Durante de las fiestas de este año se introdujo por vez primera la modalidad femenina del juego de los bolos. Desde el primer momento resultó encomiable la entrega y tesón con que las féminas aprovecharon la ocasión.
Resulta curioso que en un pueblo con limitación de agua hayan prosperado tanto las iniciativas que inducen al ensuciamiento. Durante el pasacalles de 1989 y aprovechando los restos de cenizas que quedaban en la Plaza Nueva tras la quema del enramado de la verbena de un año para otro, se pensó que a éstas se les podía dar una nueva utilidad: tiznar al personal. Lamentablemente (o afortunadamente según el criterio de cada uno) esta nueva tradición no iba a perdurar más que un par de años: lo que tardaría en ser asfaltada la plaza.
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